El desarrollo del
hombre desde el nivel físico de su evolución, pasando por su crecimiento en las
áreas sociales y científicas hasta llegar a la era moderna se ha visto apoyado
por herramientas que extendieron su funcionalidad y poder como ser viviente.
Sintiéndose
cociente de su habilidad creativa, metódicamente elaboró procedimientos para
organizar su conocimiento, sus recursos y manipular su entorno para su
comodidad, impulsando las ciencias y mejorando su nivel de vida a costa de
sacrificar el desarrollo natural de su ambiente, produciendo así todos los
adelantos que un gran sector de la población conoce: automóviles, aeroplanos,
trasatlánticos, teléfonos, televisiones, etc.
En el transcurso
de todo este desarrollo, también evolucionó dentro del sector tecnológico el
cómputo electrónico. Este nació con los primeros ordenadores en la década de
los años 40, porque la necesidad del momento era extender la rapidez del
cerebro humano para realizar algunos cálculos aritméticos y procedimientos
repetitivos.
Este esfuerzo
para continuar avanzando, se reflejó en crear unidades de procesamiento cada
vez más veloces, divididas en cuatro generaciones bien definidas: la primera
con tubos al vacío, la segunda con transistores, la tercera con circuitos
integrados y la cuarta con circuitos integrados que permitieron el uso de
computadoras personales y el desarrollo de las redes de datos.
Este último
elemento, las redes de ordenadores, consisten en "compartir
recursos", y uno de sus objetivos principales es hacer que todos los
programas, datos y hasta los propios equipos estén disponibles para cualquier
usuario que así lo solicite, sin importar la localización física del recurso y
del propio usuario.
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